...que la bicicleta era un medio, y no un fin.
Estaba sentado a orillas del río Ebro, bajo unas ruinas de un puente romano.
Las aguas pasaban mansas, y el bocadillo estaba riquísimo.
Pedalear apenas había generado endorfinas.
Y así, sin drogas, volví a casa tranquilo.
Había escuchado el susurro de la brisa, al que nunca había prestado atención.
Había utilizado la bici de miles de formas:
- De pequeño, como cualquier otro niño.
- Para ir a todos lados; a todos.
- De forma recreativa.
- De forma obsesiva.
- De forma intermitente.
- Ahora, de forma terapéutica, a veces.
- Como liberación, otras.