domingo, 4 de septiembre de 2011

POESÍA Y CALLES

Paseando por un pequeño pueblo, me fijo en los nombres de las calles. Son nombres sugerentes. Evocan un sentimiento, un pasado, un legado cultural o tradicional, o una indicación geográfica genuína. Son calles con arte.

Ejercicio: coja el mapa de Madrid, y al azar escoja una zona.
Resultado: cada vez más, recordamos a personajes ilustres, históricos, hacemos referencia a otros lugares, a ríos... Pero nos olvidamos de dotar a la ciudad de sentimientos. Este mismo ejercicio en una zona de nueva urbanización, el resultado es desolador, ¡las calles no tienen sentimientos! No nos cobijan, son frías, grises, no nos invitan a usarlas.

La plaza que tengo cerca de casa, que se llama Juan Pablo II, ¿sería más atractiva si se llamase "Plaza de las conversaciones"?

Cada vez quedan menos plazuelas, callejas, pasajes, callejones, bulevares, cantones... Estoy seguro que Rosalía de Castro y todos sus colegas homenajeados, echan en falta esos sentimientos.

¡Poetas del mundo, a la calle que os necesitamos!





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